jueves, 5 de mayo de 2011

CON LOS CINCO SENTIDOS

Cuando seamos tan, tan, tan viejos que no recordemos nuestro nombre abriremos mucho los ojos al pensar en el Perito Moreno , el Fitz Roy, el Aconcagua y Torres del Paine.
Mangos de Copacabana.
El viento de Patagonia y el Estrecho de Magallanes.
124 noches en Argentina.

Si se nos ponen los pelos de punta será que el River salta a la cancha; se encienden decenas de bengalas, vuelan cientos de papeles y gritan miles de gargantas, el Boca les espera.
Helados de dulce de leche en Salta.
La lluvia de Tucumán.
27 noches en Chile.

Sonreiremos si una ballena se cruza en nuestro paisaje y nos enseña la cola.
Asado y mate con azúcar en las Sierras de Córdoba.
El frío de la primavera de Ushuaia, la Laguna Colorada y los Geiseres del Tatio.
9 noches en Bolivia.

Con los ojos entrecerrados buscaremos las estrellas del cielo de Atacama, tan brillantes y si se nos escapa una lágrima será que estamos sentados en el tranvía del Museo de la Memoria de Córdoba.
Hojas de coca en Potosí.
El calor de Pucón, Iguazú y Santiago.
7 noches en Perú.

Al apretar los puños estaremos atrapando el polvo de las minas de Potosí y agarrando la mano de las madres de la Plaza de Mayo.
Pan relleno, zumo, scones, bondiola y bife de chorizo en Buenos Aires.
El barro del trekking del Salkantay.
14 noches en colectivo.

Entretendremos el insomnio con  la noche más larga del año en la ciudad más austral del mundo, Ushuaia.
Alfajores de San Antonio de Areco.
La arena de Villa Gesell y Puerto Madryn.
36 sellos en el pasaporte.

Veremos mujeres y mercados bolivianos en colores y nos asombraremos cuando la magia de Chiloé haga juegos de manos.
Langostinos en Puerto Madryn.
La nieve del volcán Villarrica y el Glaciar Viedma.
7 monedas.

Cuando las rodillas digan que no, subiremos las escaleras a Machu Picchu y las cuestas de Cuzco.
Palomitas en el trekking del Salkantay.
El polvo de la Ruta 40.
36 camas.

Si tenemos frío los niños de Llullaillaco nos darán calor y cuando no nos quede nada llegaremos en línea recta al Chaltén; sin nada, con nada.
Menús navideños en Ushuaia: ensalada, empanadas y choripan.
Las piedras de Playa Rahue en Chiloé.
393 horas en colectivo.

Querremos oir canciones en la Quebrada de las Conchas de Humahuaca, pasear por San Telmo y Caminito y nadar en Tigre.
Sopa y quinoa en Uyuni.
La niebla de los bosques chilenos de araucarias.
17384 kilómetros recorridos en colectivo.

Todo pegado en las suelas.
Calado en los huesos.
Tatuado en la piel.

Ahora los pájaros llenan el acebuche del jardín.
CAMPO BASE EL PALMAR, CÁDIZ.




jueves, 28 de abril de 2011

ANTES DEL ÚLTIMO

Agotados.
Bajamos de Machu Picchu andando, el camino se ve diferente sin lluvia y con luz. Más que nada se ve, 12 horas después.
La bajada la disfrutamos con la tarea hecha. Mucha vegetación, mucha humedad y escaleras empinadas nos llevan a AGUAS CALIENTES, Machu Picchu Pueblo.
Allí nos espera una  "sorpresita", último regalo de la agencia. Se supone que nuestro tren a Cuzco sale a las 18'45H pero los billetes que tenían que habernos dado los guías no aparecen por ninguna parte y ellos tampoco.
Nuestros compas de viaje han llegado antes al pueblo y entre los faxes que han mandado los belgas y los rezos del brasileño  lo han solucionado. Nos alegramos de tener sitio en el tren de las 21'30 H. Teniendo en cuenta que  ese día nos habíamos levantado a las  4'00 H la jornada va a ser bien larga.
Nos bajamos del tren a las 23'30 H en Ollantaytambo.
La ilusión que nos hacía ver un cartel con nuestros nombres, como nos habían dicho, se queda en eso. Pura ilusión. Nadie nos espera y estamos a 80 kilómetros de Cuzco             .
Nos rodean muchos conductores que casi nos arrastran a sus coches pero conseguimos mantenernos juntos y encontrar a Pedro, el hombre contratado por la agencia con el que tenemos que hacer el último trayecto.
El minibus está lleno  y nos toca sentarnos al lado del conductor.
Pedro conduce muy rápido.
Pedro tiene sueño.
Pedro se duerme.
Edorta agarra el volante justo a tiempo.
Pedro se asusta y se le quita el sueño.
Joao no da a basto dando gracias a todos los santos y vírgenes brasileñas.
A la 1'00 H llegamos a la Plaza de Armas de Cuzco.
Es digno de ver lo espabilados que estamos todos y lo rápido que nos bajamos.
Damos por terminada la etapa más peligrosa del trekking Salkantay y después de las despedidas cada mochuelo a su olivo.
Caemos rendidos en la cama, la noche de Cuzco es fría y las mantas calientes.
Cama y mantas, dos palabras que no vamos a utilizar en las próximas  cuatro noches.

En Cuzco empezamos el VIAJE A IGUAZÚ.
Cuando decidimos en Humahuaca  -el norte de Argentina-   ir a Machu Picchu no pensamos en cómo hacer el camino de vuelta .
El trayecto en avión supone tres días y 600$ USA. Demasiados dólares.
Tenemos más tiempo que dinero, así que decidimos hacerlo en bus.
Nos dicen que tenemos que ir dirección a La Paz, allá vamos.
El jueves  14 de abril a las 22'30 H empezamos el primer trayecto . Serán  14 horas  de autobús incluyendo  el paso de la frontera de Perú a Bolivia , desandando el camino. La cola para salir de Perú  es inmensa. Muchísima gente a las 6'00 H cargados con bultos gigantes. Es la primera vez en todo el viaje que se nos acaba la batería de la cámara de fotos. Una lástima, la actividad era frenética. Echaremos de menos ese video.
Después del trámite de la frontera en Desagüadero el viaje transcurre de lo más tranquilo hasta que llegamos a 10 kilómetros de La Paz.
Los campesionos bolivianos, sobre todo los que cultivan coca, están contentos con Evo Morales pero el resto del país  está en huelga. Han cortado la autopista y nos toca bajarnos del bus y buscar un taxi en una ruta paralela que nos acerque a la terminal. Estamos de suerte, encontramos el taxi y  lo compartimos con una mujer argentina que  lo paga porque nosotros no tenemos bolivianos,  los compraremos en La Paz.


          A LA ESPERA 
   
Pasamos unas horas en la ciudad cambiando moneda, comprando víveres y viendo la vida pasar en la terminal, nuestro cuarto de estar durante estos días.
Compramos los billetes a  Santa Cruz, rumbo al Este, a pesar de que las compañías no aseguran la salida de la flota por los piquetes que cortan los accesos a la capital.
Pasan las 17'00 H, las 18'00 H y a las 19'00 H salimos . Al grito de "Todos al suelo" obedecemos y mientras los pasajeros estamos tirados intentando hacernos invisibles, el conductor  da unas cuantas vueltas por la ciudad buscando una ruta de salida  evitando a los piqueteros. Lo conseguimos. Sólo quedan 17 horas  de plácido viaje atravesando Bolivia antes del próximo avituallamiento.
Cada vez hace más calor, tanto que Edorta se corta el pelo en Santa Cruz.

      CAMBIO DE LOOK

Con sandalias, tirantes y la cabeza despejada buscamos el siguiente bus con destino Asunción, la capital de Paraguay.
Este trayecto es más complicado. La entrada en Paraguay  supone  el mayor control antidroga que hemos pasado. Nos revisan absolutamenteo todo,  cada página del diario. Por si esto no fuera suficiente cada pocos kilómetros hay policías que quieren subir al bus y volver a registrarlo todo si los conductores no les dan dinero. Parece que lo tienen previsto y van soltando billetes. Esperamos que no se les acaben antes de tiempo.
La  carretera es una línea recta. A veces asfaltada, a veces no.
El paisaje es tropical. Las ventanillas están abiertas. Hace más calor. Ya falta poco.

En Asunción cambiamos pesos argentinos por guaraníes para comprar el pasaje a Ciudad del Este, última  escala antes de Iguazú.
Nos avisan   de que es un lugar peligroso, con mucha inseguridad pero afortunadamente no apreciamos nada de eso en las dos horas que pasamos en la terminal.
A las 6'00 H sale el bus a Puerto Iguazú, qué cerca estamos.
Son apenas unos kilómetros pero la llegada se complica.
Nos montamos en un autobús urbano. Nos bajamos para pasar el Control de Migración  de la entrada en Brasil ( Es inevitable pasar por Foz de Iguazu). Caminamos cruzando un puente y buscamos la frontera para salir de Brasil. Compramos unos plátanos, el desayuno de hoy. Son las 6'30 H; el sol quema  y las calles y carreteras están abarrotadas.        
Hacemos el papeleo para salir de Brasil.
Nos sellan el pasaporte para entrar en Argentina.
Cogemos otro bus y nos bajamos al ver un cartel que dice PUERTO IGUAZÚ.
Son las 10'30H de la mañana del lunes 18 de abril. Hemos llegado.

Esperamos que estéis cansados, hartos de autobuses, fronteras y cambios de moneda como lo estuvimos  nosotros. 
Ahora toca disfrutar, otra vez.
Cogemos la cama con ganas después de cuatro noches de autobús y con una buena comida y las fuerzas repuestas ya estamos listos para ir a las CATARATAS DE IGUAZÚ.

AGÜITA 

Pasamos un día  en el Parque Nacional Iguazú, de  8'30 H a 18'00 H  y seguro que nos creéis si os decimos que se pasaron volando.
Vamos en tren, en barca y caminamos todos los senderos y pasarelas posibles. No nos cansamos de ver volar mariposas, nos salpicamos en La Garganta del Diablo  y el ruido del agua es constante.

        LA GARGANTA DEL DIABLO

El día  es precioso, soleado y los arco iris aparecen y desaparecen miles de veces ante nuestros ojos.
Agua, mariposas, arco iris y ruido.



          DESDE UN MIRADOR     

La emoción más fuerte del día es la Aventura Náutica.
Son apenas 20 minutos en barca que te acercan a la base de varias caídas de agua.
Qué sensación, qué gritos.
La barca se mete justo debajo de la caída de agua.
Son unos segundos en los que no vemos nada. Oímos gritos, los míos incluidos  y sentimos el agua azotándonos por todas partes.
Nos sentimos agua.

           MUCHA AGUA Y POCA BARCA     

Nos vamos satisfechos a pesar de  no haber cruzado a la parte brasileña. Necesitaríamos otro día, otro paso de fronteras y nuestro pasaporte se esconde cuando metemos la mano para buscarlo. Dice que no.

                     EMPAPADOS                 

De Iguazú  cogemos el bus a BUENOS AIRES, un paseo de 18 horas en un autobús muy cómodo con catering a bordo, películas y circulando por carreteras asfaltadas. Es como caminar por la alfombra roja.

Vemos la estación de Retiro y pensamos que el reviaje está llegando a su fin. Éste ha sido el último trayecto largo de bus.
Hemos hecho las cuentas:
17385 kilómetros recorridos en autobús para los que hemos empleado 393 horas.

Ahora nos queda una semana para disfrutar del otoño porteño.

Volvemos a alquilar un apartamento en Palermo, nos gusta el barrio.
Los días se nos pasan comiendo, durmiendo, haciendo deporte, viendo la tele y paseando.
La cámara de fotos también ha pedido una tregua.

El traje de turista lo sacamos sólo para ir a San Telmo.
Sabemos que muchas mañanas de domingo querremos volver.
A comer pan relleno, tomar un jugo y  pisar los adoquines de la calle Defensa.
Ya lo echamos de menos.

martes, 19 de abril de 2011

ENTRE CUESTAS Y ESCALERAS

De Potosí a LA PAZ, la capital boliviana. La ciudad de las cuestas, los autobuses de colores y las mujeres. Los hombres bolivianos no se dejan ver tanto, ellas lo llenan todo. Venden artesanía, fruta y helados; las calles están llenas de mujeres voceando y huyendo de las fotos que los viajeros nos empeñamos en hacerles.



                                                          ARTE DENTRO Y FUERA

Hemos cambiado las fotos de paisajes por las fotos de gente. Los árboles se han convertido en sombreros, los ríos en trenzas morenas y las lagunas en ropa colorida.

                                                                  ROPA DE FIESTA

Pasear por La Paz es visitar el Mercado de la Coca, curiosear tiendas y ser testigos de un desfile de carnaval incluido.


                                                                      PACEÑOS

Salir a dar una vuelta  se convierte en horas y horas de no parar de hacer fotos y mirar a todas partes apreciando lo lejos que estamos de casa y a la vez de los paceños. Ahora mismo sí que nos sentimos ciudadanos del mundo. De todas partes y de ninguna.
Recordaremos la calle Jaén, la Plaza Murillo, tantos y tantos policías bolivianos con la bandera indígena en la chaqueta, las montañas de zanahorias, las hojas de coca por los suelos, la calle de Las Brujas, los platos de sopa y arroz en cualquier mesa improvisada a la vuelta de una esquina y el trajín de una ciudad tan viva que contagia.

De La Paz a COPACABANA  sólo nos separan 3 horas de autobús de lo más entretenidas teniendo en cuenta que tenemos que cruzar el LAGO TITICACA. El bus cruza en una barcaza y los pasajeros nos amontonamos en una barca, dándonos calor.

                                                        CRUZANDO EL TITICACA

Copacabana nos sirve de base para ir en un par de horas de bote a la ISLA DEL SOL. Allí hacemos la Ruta Sagrada de la Eternidad del Sol, una caminata de 4 horas de norte a sur de la isla viendo ruinas incas y paisajes de agua, rocas y verde que nos hacen una vez más viajar en el tiempo.

                                                                EL  ABREVADERO

                                                              LABERINTO INCA

                                                               ISLEÑO TXIKI

La gente sigue llenando nuestras fotos.
Dejamos atrás la parte boliviana del Titicaca y pasamos a PERU.

                                                UNA BARCA Y DOS BARQUEROS

También tienen su parte de lago y vamos a conocer LOS UROS, unas islas flotantes que construyeron los aymara huyendo de los incas y los españoles. Hoy se han convertido en un show turístico que nos decepciona por mucho que queramos creernos lo que nos están contando.

                                                         SONRISAS DE TOTORA

Estamos deseando conocer el Perú verdadero y aparece, ya lo creo que aparece en CUZCO.

Una ciudad maravillosa. La mezcla inca y colonial hace que andar por sus calles sea un paseo continuo por la historia.

                                                                  FOTO ROBADA

Balcones de madera tallados, puertas trapezoidales, cruces incas esculpidas en la piedra, iglesias con figuras indígenas en sus retablos, arcos y porches en la Plaza de Armas, calles empedradas, nombres quechuas en los carteles que ponen nombre a cada rincón de Cuzco, los barrios de San Blas y San Cristóbal. Escaleras, muchas escaleras.

                                                                PLAZA DE ARMAS

Un lugar imperdible para los amantes del arte, la historia y la arquitectura.

Todos los que callejeamos por Cuzco tenemos una misma idea en la cabeza: MACHU PICCHU.
Desde aquí se organizan las visitas a la ciudad inca.
Hay formas fáciles de llegar a Machupicchu, formas difíciles y luego está la forma vaya usted a saber, que en esta ocasión es la nuestra.
Nos decidimos por hacer el TREKKING SALKANTAY, 5 días y 4 noches de travesía que prometen aventura.
El momento no es el más oportuno, estamos en el final de la temporada de lluvias, pero es nuestro momento, así que compramos ponchos de lluvia, alquilamos sacos de dormir, preparamos la mochila y en marcha.

                                                         A POR EL SALKANTAY

Esta vez el equipo lo forman dos belgas, un brasileño, dos guías cuzqueños y nosotros.
El trekking hubiera resultado un paseo si no fuera por el barro, la lluvia, los desprendimientos, las caminatas de noche y los cruces de ríos crecidos que se empeñaban en cortarnos el camino cada dos por tres.

                                                   OROYA, QUÉ BUEN INVENTO


El punto más alto fue el Abra Salkantay, 4600 m, que pasamos nevando, mascando coca y con el ruido de una avalancha a lo lejos que nos hizo sentir la montaña más viva que nunca.

                                                                  EQUIPO ONU

Afortunadamente las noches fueron tranquilas y nuestra tienda, un refugio perfecto para amanecer secos y descansados.
Los caballos cargaban con ella además de la cocina, la comida y las mochilas del grupo. Una auténtica expedición. Los guías cocinaban; el arroz con pollo y el pollo con arroz no tienen secretos para ellos. Además preparaban mate de coca para darnos los buenos días, palomitas y sopa como nadie, para qué queremos más.


                                                               SIN MIRAR ATRÁS

Cada día amanecíamos en un paisaje diferente.
Pasamos de la cumbre nevada de la cordillera a los mosquitos y plataneros de la yunga; del gorro y la ropa térmica a la manga corta y la crema para el sol. Cada día, cada noche, cuesta arriba y cuesta abajo no dejábamos de pensar en Machu Picchu, más cerca y más imponente cada vez.

El último día fue con diferencia el más agotador.
Dormimos en Aguas Calientes y nos levantamos a las 4'00H de la madrugada para empezar a andar a las 4,30H.
A las 5'00H llegamos al puente y empezamos a subir las escaleras que llevan a la ciudad inca.
La subida la hicimos casi completamente de noche, bajo la lluvia y con la presión de que sólo los 400 primeros en subir consiguen el permiso para poder ascender al Waynapicchu, la montaña que aparece al lado de las ruinas en todas las fotografías.

                                                                     SIN MIEDO

Somos los números 261 y 262, nuestros números de la suerte en el día de hoy. No está mal teniendo en cuenta que hay gente que ha subido en autobús sin despeinarse ni chapotear en cada escalera.
¿Quién ha dicho escalera? Nunca mais subiré escaleras si hay un ascensor, un autobús, una cuesta, una tirolina, un burro, un telesilla o unos hombros que me soporten. Nunca mais.
No se acaban nunca, son eternas, me acuerdo de los incas en cada peldaño mientras Edorta hace como que no oye mis quejas, saca una chocolatina y dice su frase favorita en estas circunstancias: "Venga, que no tiene nada".

Ya estamos en Machupicchu, ya tenemos el permiso, son las 6'30H de la mañana y el día acaba de empezar.

No hay ascensor, así que vamos allá, nos espera el WAYNAPICCHU.
Ya ha amanecido, hay luz y nos envuelve la niebla. Sabemos que desaparecerá a eso de las 9'00H, así que esperaremos a que aparezca el paisaje que hemos venido buscando mientras subimos unas cuantas escaleras más.

                                                           CIMA WAYNAPICCHU

El comienzo del día ha sido muy duro y a mí me cuesta un buen rato recuperarme y empezar a disfrutar de lo que nos rodea.
Estamos aquí, abrimos los ojos y vemos Machu Picchu.. Los cerramos y sigue aquí.
Es verdad, no estamos soñando. O sí.

CIUDAD INCA
                                        

Las terrazas de cultivo, el Templo del Sol; el Cóndor, el Puma y la Serpiente; las piedras cargadas de energía, las llamas, las cuatro estaciones, los tres mundos, la continuidad tiempo-espacio, los misterios sin resolver, los 1500 visitantes diarios en temporada baja, la posible recuperación de 3900 piezas arqueológicas que van a ser devueltas por EEUU para celebrar el centenario del descubrimiento de la ciudad, la huída precipitada de sus habitantes, los 5000 visitantes diarios en temporada alta, la ciudad inacabada.
Eso y mucho más es Machu Picchu.

                                                            ¿POSTAL O FOTO?







domingo, 3 de abril de 2011

SAL Y PLATA

Ya tenemos otro sello en el pasaporte, casi sin querer.
A 50 kilómetros de San Pedro de Atacama está la FRONTERA BOLIVIANA que cruzamos para empezar la aventura de tres dias en todoterreno cruzando desiertos, lagunas y el altiplato boliviano.

                                                            ENTRADA A BOLIVIA


Compartimos viaje con una familia noruega. Excelentes compañeros de asiento, habitación, mesa y todo lo demás. Los niños han sido un soplo de aire fresco. La excusa perfecta para cantar mientras tragábamos polvo y kilómetros en el camino hacia Uyuni y hacer torres con latas de refresco y cerveza después de las comidas.


                                                       COMPAÑEROS DE VIAJE

Nuestro conductor, Pedro, es el encargado de llevarnos a descubrir unos paisajes que no imaginábamos ni entraba en nuestros plantes descubrir.
El viaje a partir de aquí es más aventura y menos planeado, pista libre a las sorpresas.

                                                       ALTIPLANO BOLIVIANO

 El primer día lo pasamos de laguna a laguna y tiro porque me toca.
No son lagunas cualquiera.
Laguna Blanca, Laguna Verde y Laguna Colorada. Los nombres no son caprichosos, no podían haberlos elegido mejor.


                                                                LAGUNA VERDE

Las fotos no captan la intensidad del verde, el brillo del agua ni nuestra emoción al descubrir colores impensables entre bocanada y bocanada de polvo pero intentan acercarse para que tengais que guiñar los ojos al pensar en lo fuerte que calienta el sol a 4300 m y en lo frio que es el viento.

La máxima altitud en ese día la alcanzamos a 4900 m, donde podemos oler, oir y ver de nuevo GEISERES con mucho menos sueño que en San Pedro.
Aunque el  olor a azufre es más fuerte aquí, disfrutamos mucho haciendo fotos. Como ya os enseñamos humo y chorros de agua, aquí tenéis otra perspectiva de agua a altas temperaturas, minerales y, en fin, la tierra en ebullición respirando muy cerca de nuestros pies.


                                                               BLUP, BLUP, BLUP

                                                                   AUSENCIA

Lo  más sorprendente del día está por llegar, la LAGUNA COLORADA nos espera llena de flamencos y con el viento azotando el agua para que podamos apreciar su color, el color de las algas que los alimentan. Otro soplo de buena suerte que agradecemos a la piedra de los viajeros y al llamador de ángeles que nos acompañan desde el 31 de octubre.

LAGUNA COLORADA

Dormimos en la orilla de la laguna y antes de que oscurezca, alrededor de las 19,30 H, tenemos tiempo de hartarnos de fotografiar el rojo con el verde de los arbustos; el rojo con el azul del cielo; el rojo con el blanco de la cima de los volcanes y  el rojo con el rosa de los flamencos; cientos, miles de flamencos.


                                                                     FLAMENCOS

Esa noche fue fría y como la friolera soy yo, dormí con calcetines, pantalones térmicos, pantalones de algodón, camiseta térmica, camiseta de manga corta, sudadera con capucha, buff para el cuello, buff para la cabeza y tres mantas. Como os podéis imaginar, creo que fui la que más caliente durmió en nuestro "alojamiento básico" hispano-noruego.

Por la mañana el viento está en calma y el color del agua ha desaparecido.
El desayuno está en la mesa y nos juntamos con el resto del grupo que viaja en otro todoterreno.
Buenos días Brasil, buenos días Alemania, buenos días Nueva Zelanda.

La agencia se ocupa de nuestra comida durante los tres días de viaje y apreciamos la sopa de quinoa, la pasta, el arroz, las verduras cocidas, la llama y el pan que saboreamos en comidas y cenas.


El segundo día los paisajes siguen siendo maravillosos.
Las LAGUNAS ALTIPLÁNICAS de hoy son de aguas transparentes.


                                                                      REFLEJOS

Los kilómetros de desierto se amontonan y el horizonte de la sopa caliente se ve más lejos.

                                                       SIGUIENDO LA HUELLA

Al final del camino nos espera UYUNI.
Nuestro primer pueblo boliviano.
Nos sorprende. Nos dejamos sorprender.
Llegar sin haber visto ninguna foto de Lonely Planet nos gusta.
Estamos con la boca abierta, otra vez.
Las mujeres con los niños a la espalda envueltos en telas de colores, el mercado y el olor a comida asomando por cada puerta.

                                                        MERCADO DE UYUNI

Nos parece estar en un documental de La 2 desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

El mayor atractivo de Uyuni es su SALAR.
Nada más y nada menos que 12000 km cuadrados de sal con 120 m de profundidad a 3650 m de altitud.
El mayor desierto de sal del mundo.


                                                       MONTAÑAS BLANCAS

Mires a donde mires hay sal. Blanco. La perspectiva se pierde.

                                                                   AGUA Y SAL

Después del Salar nos despedimos de los compañeros de viaje y volvemos a ser dos.
Vámonos a POTOSÍ.

Ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su arquitectura colonial es impresionante, la más llamativa que hemos visto.

                                                                  CALLEJEANDO

Casas, palacios, iglesias y conventos con fachadas de colores y adornos imposibles de abarcar en una sola mirada.

Se dice que es la segunda ciudad más alta del mundo, 4067 m de altitud y los potosinos, cosa curiosa, quieren bajar puestos en esa lista para poder organizar eventos deportivos, muy poco recomendables a esta altura.
Nuestra llegada es a lo grande.
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, está en la plaza. Ha venido para celebrar el aniversario de la fundación de la ciudad.
Las calles  están llenas de campesinos vestidos con su ropa tradicional e instrumentos musicales. Han venido a apoyar a Morales porque parece que los mineros potosinos no están por la labor.
Las bocinas son una constante en cada esquina, hay que buscar hueco entre puesto y puesto callejero para poner el pie en las aceras. Los colores son vivos. La gente está viva.
Volvemos a sentirnos cerca de todo, de lo auténtico, sin maquillaje.

                                                        MUJERES DE COLORES

Dominando el bullicioso centro de la ciudad nos encontramos con el CERRO RICO, 4800 m.
La montaña que nunca olvidaremos.
No hemos subido a su cima.
Hemos estado dentro.
El Cerro Rico es la montaña de plata, explotada desde el siglo XVI.
Hoy siguen trabajando en  sus galerías más de 10000 mineros.

                                                 CERRO RICO, CERRO HERMOSO

La visitamos con Reynaldo, un ex-minero potosino de 30 años reconvertido en guía turístico.
La ropa, la lámpara y las botas nos dicen que no va a ser una visita "de museo".


                                                       MINEROS DE PACOTILLA

Entramos a la mina Rosario.
Recorremos las galerías haciéndonos a un lado cuando se oye una vagoneta o pasa un minero cargado con su saco de mineral.
Arrastrándonos para acceder a alguna escalera escondida que nos lleva a otro nivel, agachándonos para no chocar con un apuntalamiento.
Chapoteando en galerías inundadas.
Intentando respirar.
Mascando coca.
No tocando los tubos que llevan aire comprimido.
No tocando los cables que llevan electricidad.
No silbando, da mala suerte.
Haciendo ofrendas al Tío- el dios de la mina- para que nos favorezca en nuestro viaje, aumente la producción de mineral para los mineros y traiga más turistas para Reynaldo.


                                                                          EL TÍO

Dando regalos a los mineros- dinamita, alcohol, refrescos y  hojas de coca-.
Oyendo a lo lejos una explosión.
Saliendo de una galería porque llega el polvo de una perforación.
Descubriendo estalactitas de cobre, vetas de arsénico, estaño y poca plata.

                                                GRUPO K'AJCHAS- LOS MINEROS

Ahora la mina da más basura que mineral.
La esperanza de vida de los mineros es de 53 años.
La silicosis es la principal causa de muerte entre los trabajadores de la mina seguida de los accidentes por derrumbe.
Alrededor de 800 niños trabajan actualmente en la mina.
Hemos dicho niños.

Salimos con el corazón encogido, sobrecogidos, tristes.
Sin palabras.








Otra experiencia para cargar en la mochila.
Esta pesa mucho.

sábado, 26 de marzo de 2011

A RITMO DEL SOL

Sin reloj, sin horario, sin prisa y con sol.
Esta última semana ha sido el que ha marcado el ritmo y nos hemos dejado llevar.

Nos habíamos quedado en Humahuaca.
Desde allí viajamos el 21 de marzo a JUJUY sin más imprevistos que un control en busca de droga.
Son muy frecuentes en esa zona, cerca de la frontera con Bolivia.
Empieza el otoño y no hay hojas que caigan.
A los cuatro turistas del bus no nos registran pero el resto de pasajeros pasa un control muy estricto. Sólo requisan un paquete; entre tanta gente  nos parece poco.
Y decimos tanta gente porque además de los que hemos tenido suerte y vamos sentados, el autobús va abarrotado. Sacar la cabeza por la ventanilla es un alivio.

San Salvador de Jujuy es la primera ciudad por la que pasamos sin pena ni gloria.
No tenemos tiempo más que para buscar alojamiento, comida y comprar billetes de autobús.
Caemos rendidos en nuestras literas. Hoy compartimos habitación con una holandesa y una argentina. Nos gusta dormir con chicas, entre otras cosas porque no suelen roncar.

A la mañana siguiente cogemos otro bus con destino SAN PEDRO DE ATACAMA.
Pasamos de nuevo a Chile por el Paso de Jama. El paisaje es fascinante.
Ocho horas atravesando Salinas Grandes, rodeados de volcanes y viendo llamas y vicuñas a los lados de la carretera. La aridez va ganando terreno y el verde desaparece.

Al llegar a San Pedro los colores que mandan son el azul y el "arena".


                         TAPIA ATACAMEÑA


Es un pueblo con encanto, de los que recomendar sin duda.
La primera noche dormimos en un Hostel "infumable". Lo peor de lo peor. Seis literas metidas a presión en un habitáculo minúsculo, baños indecentes y cucarachas en las mesas del patio.
Más vale que esa noche es corta y buscamos otro lugar en el que pasar las cuatro noches que nos quedan en San Pedro.
El Anexo de la Casa de Esteban es una casa tradicional atacameña de paja,  madera y adobe con gallinas, hamacas en el jardin, niños y una única regla: vive y deja vivir. Es fácil sentirse cómodo aquí. De día el ir y venir de gente es constante, de noche dormimos como bebés, para qué queremos más.

En el pueblo hay muchos turistas, así que también hay muchas agencias que organizan excursiones a los alrededores, tiendas de artesanía, bares  y restaurantes. Cada una de sus entradas merece una foto. La iglesia la merece, las terrazas de la plaza también.

                              SOLMÁFORO

Afortunadamente estamos en otoño y el sol no calienta tanto como hace un par de meses pero en todo caso cae implacable desde el amanecer.

Ahí queríamos llegar, al amanecer.
El 23 de marzo a las 4'30H de la mañana nos montamos en un microbús con otros 14 somnolientos turistas y vamos a ver los GEISERES DEL TATIO.
Es una zona geotérmica a 4300 m de altitud con mucha actividad de geiseres y fumarolas que a esa hora, por las bajas temperaturas, se aprecian muy bien.
Con un té caliente entre las manos esperamos el amanecer escuchando el burbujeo del agua al borde de la superficie.
El frío es intenso y dudamos de que funcione la cámara de fotos, pero todo va bien.

                     AMANECER EN EL TATIO

El panorama es espectacular, el frío nos hace acercarnos mucho a la boca de los geiseres y querer que nos envuelva el vapor.

               DESDE EL CENTRO DE LA TIERRA

Después de una hora esquivando chorros de agua hirviendo y turnándonos para sacar las manos de los bolsillos y hacer fotos, decidimos que es suficiente y volvemos al micro para seguir con la excursión.

                            5º BAJO CERO

El resto de la mañana la pasamos recorriendo los alrededores de San Pedro llenos de cactus, arena y pistas polvorientas hasta las 13'00 H, hora en la que caemos fulminados en la cama a echar una siesta temprana en nuestro refugio de adobe que no necesita aire acondicionado ni ventilador.

El día siguiente vamos al  VALLE DE LA MUERTE, una zona entre la Cordillera de la Sal, Los Andes y la Cordillera Domeiko en la que la sal y la erosión han formado paisajes inimaginables.

                      PIEDRA DEL COYOTE

La naturaleza ha necesitado millones de años para dar forma a este lugar, damos cada segundo por bien empleado.
Formaciones de sal, dunas y un horizonte lleno de volcanes lo convierten en un lugar especial.

                        EN MITAD DE LA DUNA

Lo más divertido del día es la bajada de un par de dunas gigantes.
La primera la bajamos corriendo, la segunda mucho más despacio porque nos da pena llegar al final.

                               BAJO EL SOL

Vamos a buscar el atardecer al VALLE DE LA LUNA, donde los volcanes se tiñen de rosa y puedes perder la mirada en montículos que no encontramos mejor palabra para definirlos que "lunares".

                     LA TIERRA Y LA LUNA

Ahora viene la parte menos poética. La comunidad indígena que gestiona la entrada a este Parque (A estas alturas no pensariais que era gratis, ¿verdad?) nos despacha apenas se esconde el sol  y nos quedamos con las ganas del espectáculo de colores del atardecer,  con la miel en los labios. Nos unimos a la fila de turistas que baja por el sendero. Eso sí, somos los últimos, apurando el rosa que se vuelve violeta, girando la cabeza ahora que el sol ya no deslumbra para ver la cumbre nevada de los volcanes todavía iluminada.

                 ESPERANDO EL ATARDECER


De la luna ni hablamos, estos días está saliendo alrededor de medianoche y son apenas las 20'00 H cuando cambiamos las gafas de sol por la chaqueta y volvemos a la civilización.

Los días en Atacama son abrasadores y las noches frías.
Los paisajes de día ya los conocemos.
¿Cómo serán por la noche?
Vamos a descubrirlo de la mano de un astrónomo francés que organiza excursiones al desierto para ver las estrellas.
No se conforma con eso. Nos enseña a mirar el cielo.
El menú es formidable: estrellas fugaces, la Vía Láctea, el Cinturón de Orión, la Cruz del Sur, estrellas de colores, nebulosas, Saturno con sus anillos...no damos a basto para buscar galaxias a años luz en el cielo, los anillos de Saturno en el telescopio y no perdernos nada de las explicaciones que añadimos a una carpeta nueva para nosotros. La llamaremos "Astronomía" y esperamos no aficionarnos demasiado, que los telescopios son muy caros.
A la vuelta observaremos el cielo del hemisferio norte, otra cosa que queremos aprender.

Nos vamos cargados de experiencias nuevas de San Pedro; llenos y satisfechos.
El domingo 27 cruzamos una nueva frontera que no teníamos prevista, seguimos hacia el norte rumbo a Bolivia.
El Lago Titicaca nos llama y no nos queremos resistir.
Acompañadnos, que queda poco.